No pude evitar volver a caer en la tentación:
The Sheltering Sky
Piel incolora a través de la cual dos membranas visualizan un objeto. Al menos dos metros de altura, comprimidos por la posición de reposo que implica su trabajo, El Bibliotecario sostiene un objeto con su única extremidad terminada en dos neviosos apendices. A través de él intelige con asombro a Sky.
Sky mueve rítmicamente la cabeza, su cuerpo se adentra en un vaiven, sus pies siguen una base sonora que sólo la chica escucha a través de los audifonos. Sangra, sus ojos sangran, su voluntad sangra. A sus pies, las hojas de un libro mutilado reciben esa agua que cae. Nada le importa, ni el extrañar, ni el posible presente que nunca fue. El suave río que corre a través de ella, la abandona, acorde a su único principio: el movimiento. Eso nunca se detiene. Eso es la única opción.
El Bibliotecario se urge a sí mismo para tratar de entender. En su larga vida ha catalogado millones de objetos de todas partes y siempre, con esta especie inferior, tropieza al intentar delucidar los fines, los medios, los móviles. Con la debilidad que normalmente produce el “Toque del espíritu” el extraño ser, luego de sentir lo que podría llamarse un estremecimiento, cataloga el objeto ỗ̒āʈ̕̕̕Ӕ, que ha logrado reconocer en la transparencia, dentro la esfera de plasma con la etiqueta Experiencia Terrestre/Compulsiones.
The Sheltering sky/King Crimson/Discipline/1981
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