martes, 17 de mayo de 2011

Mis sobrinos al poder

Llegué el nueve de mayo a casa de mi prima Doda para celebrar su cumpleaños. Como el ocho fue la Marcha Nacional, no llegué a celebrarlo con toda la familia. Y me encuentro a Abichuela bailando ballet mientras ve una película de barbiesprincesas todassoniguales.

Está muy emocionada con el ballet y quiere que ya la metan a una escuela, lo cual, sucederá muy pronto. Platicamos, cenamos y seguimos platicando, me pregunta Abichuela si quiero ver su obra maestra, por supuesto le dije que sí. En diez minutos, dos sillas, dos tubos de los cortineros, una cortina y su casita de princesas se convirtieron en un escenario con todo y telón. Al frente, mi cuñado y yo la hicimos de público conocedor.


Doda y Abichuela se acomodaron detrás del telón y apareció un sol que cantaba canciones y luego quería agua de jamaica, un par de payasitas que iban por el bosque preguntando a una catarina y una jirafa dónde conseguir croquetas de uva para un gatito calcetín azul. Abichuela cantaba y se doblaba de risa al mismo tiempo. Al final todos los títeres salen a recibir aplausos y cierra el telón luego de que aplaudimos también a la gran productora.


Llegué el diez de mayo a casa de mis padres y Emi me recibió con un alboroto enorme, estaba feliz porque mi papá le había prometido comprarle una cajita de plastilina de colores y él quería hacer la historia de SuperCan. Mientras comía el delicioso pozole que había preparado mi mamá, se dedicó a contarme la historia: SuperCan salvando el día, volando entre los edificios, cuando de pronto un tornado le quitaba sus poderes y aparecía SuperCan Malvado y había más malechores y se estampaban en un edificio y luego el tornado se iba y regresaban los poderes de SuperCan y luchaba contra su némesis malvado y supongo que al final o en algún momento, comía super croquetas.


Fueron por la plastilina y descubrimos que todos esos años jugando play-doh eran un muy buen propedéutico para un creador preescolar de slow motion.


Una semana después, Emi conserva en muy buen estado sus tubitos de plastilina y sigue modelando figuras de SuperCan y SuperCanMalvado y saben qué, son muy elementales, pero a huevo que les ves cara de perro con capa.


Abichuela tiene cinco años y Emi está apunto de cumplir seis. Les aviso, se van a comer al mundo.

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