lunes, 26 de septiembre de 2005

Poesía festiva a la verdad

Tengo una grave discapacidad:

No sé cuando dejar
cuando irme
cuando olvidar



Nunca he tomado una decisión acertada.


(Lo peor es que todo esto
es sólo un síntoma
de la insatisfacción crónica
que de a poquito me consume.)

domingo, 25 de septiembre de 2005

Cuentos

Osito de Taiwán en el país de Lilihput.

Había una vez un país llamado Lilihput, con una breve y ondulada extensión territorial. La naturaleza fue sabia y generosa en Lilihput. Eso lo ha convertido en un concurrido destino turístico, aunque hasta ahora ningún turista se ha quedado mucho tiempo. Eso es un gran misterio.
Los grandes genios lo catalogan como un país contradictorio, pero encantador.

Cuando el famoso explorador y conquistador de territorios llamado el Osito de Taiwán se enteró de la existencia de Lilihput, se mantuvo distante pero pendiente de todo lo que ahí pasaba. Las guerras existenciales en Lilihput son el pan de cada día. Osito de Taiwán entendía bien de todo eso.

Además Osito de Taiwán veía un naufragio que se avecinaba, y decidió esperar pacientemente pensando de vez en cuando en cómo sería ser el primero en llegar a vivir en Lilihput. Sabía que en una era mítica hubo alguien que lo habitó por casi dos centurias, pero luego había decidido marcharse sin explicar gran cosa. Los escritos que datan de esa época tienen algunas referencias poco claras, pero ahora están perdidos en el fondo del océano Lilihputiense.

Pero sucedió algo incomprensible, luego de naufragar, Osito de Taiwán que parecía dirigir su curso hacia Lilihput, terminó anclando en una isla cercana. Siguió contemplando Lilihput desde ahí.

Una noche que ya se veía venir, Osito de Taiwán arribó decididamente a Lilihput. Posó sus pies en su territorio e inició una repentina exploración dirigiéndose a una de las principales depresiones del país, situada en el centro mismo. Ese día las condiciones climáticas eran favorables pero la arrogancia de Osito de Taiwán hizo enfurecer a las deidades que rigen en Lilihput y le enviaron múltiples obstáculos. Las voces de las deidades se hicieron oir y dialogaron largo rato con Osito de Taiwán para saber cual era el sentido de su exploración.
Llegaron al acuerdo de que Osito de Taiwán visitaría Lilihput con cierta frecuencia para disfrutar de sus bondades y escuchar la suave música que acompaña a la brisa que canta en Lilihput.

Las deidades sabían que Osito de Taiwán era un explorador inmisericorde que era capaz de destruir países enteros sin tener conciencia de ello. Por ello se mantuvieron alertas para proteger a su hermoso país.

Osito de Taiwán continuó con sus exploraciones periódicas en Lilihput, creando un mapa imaginario de cada uno de sus recovecos. Todo era delicioso, cada vez que Osito de Taiwán, esmerado y hábil explorador, iniciaba una expedición. Lilihput terminaba estremecido en medio de un temblor de tierra; teniendo el natural miedo de los hombres ante la naturaleza, Osito de Taiwán se dormía entre las suaves y ondulantes cordilleras de Lilihput.

Las deidades no comprendían lo que pasaba, temían que el verano de Lilihput las atontara y se dejaran llevar por palabras hechiceras, redoblaron esfuerzos pero se dieron cuenta tarde.

La verdad cayó sobre ellas creando una nevada que terminó con el verano definitivamente: La isla donde Osito de Taiwán había anclado se estaba acercando a Lilihput. Algo inimaginable para las leyes de gravedad y de la levedad (insoportable). Las islas que había conquistado Osito de Taiwán eran itinerantes, se acercaban.
Su intención era firmar tratados de paz y de concordia que permitieran el intercambio cultural con Lilihput.

Embelesadas con el calor del verano, las deidades no habían realizado sus labores de adivinación, acto imperdonable que tenía que efectuarse antes del siguiente solsticio, para ello, sus voces se dejaron oir nuevamente hasta llegar a Osito de Taiwán mientras dormía, embriagado en la paz de la noche, su hechizo hizo que él dialogara con la brisa y las deidades pusieron mucha atención para escuchar lo que no decía. La adivinación se consumó.

Las deidades transparentes de Lilihput tenían también el poder de hacerlo todo transparente, tocaron las palabras de Osito de Taiwán y estas se desdoblaron, de su interior salieron luciérnagas que escenificaron entre destellos una danza que puso el plan maestro de Osito de Taiwán al descubierto: unificar territorios y nombrarse comendador de todas las tierras.

Fue entonces cuando una de las deidades más antiguas, profirió las palabras certeras de la maldición milenaria de Lilihput: Ya lo sabía.

Arrastrado por el fuerte viento que originó la maldición milenaria, Osito de Taiwán quien sabía que tarde o temprano iba a ser descubierto, se retiró a su isla para idear un nuevo plan, Lilihput tiene que ser parte de su reino y no descansará hasta lograrlo...

sábado, 24 de septiembre de 2005

Hace un año...

BESOS

Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de arcilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta
idéntico al tuyo
y besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
del color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con
uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quién somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del mundo
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto
que se puede morder
tu garganta donde puede morderse la amargura
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas
como un cogñac ingrávido y cargado de electricidad
besaré tus hombros construidos y frágiles como la ciudad
de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal
frescos como la maternidad
rotundos como el momento de inspiración
tus brazos redondos como la palabra de Roma
amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros
y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo
tus manos incitadoras como la fiebre
o blandas como el regazo de la madre del asesino
tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalecencia
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia
en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán
de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el son
en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos en donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humos incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco
recuerdo que se coagula
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar océano
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculadamente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre plaza de todos
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida
fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre
lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia
tus ingles regadas como los huertos mozárabes
translúcidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo que no puede nombrarse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha a muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche.

Tomas Segovia

sábado, 17 de septiembre de 2005

Imagino varias posibilidades, todas ellas gratas, sin embargo parecen todas poco probables a ratos; pienso mucho y en un minuto, todo parece imposible; la soledad me persigue, la incertidumbre me persigue, la insatisfacción me persigue y también la mediocridad.

Adelante de todo ese cortejo va la felicidad, que es lo único que yo persigo, es ágil y resbalosa, a veces la pezco, pero de un salto se vuelve aescapar.

Hoy solo puedo pensar en la maravillosa habilidad que tienes para no decirme nada.

jueves, 8 de septiembre de 2005

Otra vez juntas, soledad... todo está quieto.

Lo que me inquieta es la certeza de que he idealizado todos mis recuerdos sobre el amor. Eso me hace imposible reconocer sus manifestaciones del presente. Es decir, ya no siento nada.

¿Qué más queda en este camino desolado?

Sentarme a disfrutar los pequeños placeres de la vida, mientras poco a poco se consume la “puta esperanza” (esperemos que ahora sí.)

lunes, 5 de septiembre de 2005

septiembre bonito

Llegando a este punto es, que no me queda más que reflexionar sobre la enorme cantidad de incoherencias y contradicciones que en su mayor parte terminan siendo reveses de un destino que anda bastante chuequito.

Todos estos asuntos incomprensibles resueltos a medias o ignorados no llevan a n a d a ni a un verdadero sufrimiento ni a un verdadero placer.

Y total me estoy quedando en las bifurcaciones esperando señales divinas y no pasa nada, no me he podido decidir a iniciar ese tercer camino que desde aquí parece lo más cuerdo y razonable.

jueves, 1 de septiembre de 2005

"Sólo te amas a ti misma"
concluyes, mitad ciencia,
mitad reproche. Y yo te aseguro que
no ha sido fácil.



Carmen Leñero