Desde hace mucho la tecnología malignamente controla mi vida.
Vivo pegada al celular y a la PC. Puedo soportar la vida sin la PC (uno o dos días), pero no sin el celular.
El sábado alcancé a enviar unos cuantos mensajes, después hibernó. Cero batería. Necesitaba comunicarme con alguien y su número estaba ahí adentro. Sólo ahí.
El domingo lo extrañe más que el sabado, el cargador seguía pegado en un enchufe de una pared de un hotel de Oaxaca.
Pero no sólo por extrañarlos o por estar conectada a través de ellos al mundo me controlan. No.
A veces, en medio de una discusión iracunda vía msj de texto del cel. El mensaje lleno de enojo, de palabras definitivas jamás puede ser enviado. Cuando cambio el tono de las palabras, lo suavizo, el mensaje sale. No puedo decir que me evita rompimientos o enviar palabras que pesen como maldiciones. No sé si una mano divina decide sobre ello, ni si es a mi favor. Muchas veces he pensado que es en mi contra. Nomás pa’ que siga sufriendo.
Ahora, el blog ha sido alcanzado por esa mano divina.
Antes de partir a Oaxaca, anexe una entrada.
Hoy que la busco, no está. Es muy curioso: habla de una situación definitiva.
Claro puede que todo esto sea una paranoia.
Pero todo el mundo lo sabe...
Soy un poco paranoica, lo siento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario