lunes, 6 de agosto de 2007

Pero si te ves tan bien

Esperé durante mucho tiempo el cuatro de agosto, quería sentir nuevamente el blues, quería que me volviera a matar. Y así sucedió. Primero me eché el tour para conseguir los boletos chopo-faro de oriente – mi casa -Ollín Yoliztli, me vuelvo a cansar nomás de escribirlo. Por razones obvias no llegué a tiempo, por mucho que me esforcé, y al acercarme a la sala, vi que había mucha gente afuera, con y sin boleto queriendo entrar. Con un mucho de suerte pude llegar a mi lugar. No vi a Tere Estrada pero por lo que me cuentan, no me perdí de nada. Llegué cuando Los Blueserables iban a la mitad, luego mi amada Nina Galindo, Follaje, Guillermo Briseño, el delicioso Jaime López, el Mastuerzo y otros a quienes se les agradece el apoyo pero que definitivamente estaban fuera de lugar. A lo lejos vi a dos caballeros de los leones a quienes por supuesto fui a saludar.

Cuando estábamos escuchando a Follaje pregunté qué diría José si supiera que hay gente queriendo entrar, creo que Guillermo Briseño me contestó, pues propuso a la concurrencia manifestar si estaban de acuerdo en que se les permitiera la entrada y se acomodaran tratando de no violar las medidas de seguridad. José también hubiera pedido que las violaran.

Todos sabemos de ese lazo que tiene José con el pasado místico, por ello tal vez ahora no podría alegar delirio. El caso es que no me quedó más que respetar y esperar a que terminará el rito chamánico que se me hizo eterno. Tres horas habían pasado ya.

Se hizo anunciar por los aplausos desde detrás del escenario. Apareció conducido en la silla de ruedas, de negro, como en mi memoria. Traté de aguantar pero las lágrimas iniciaron su descenso sin que pudiera hacer nada. Más plumas y cánticos y por fin, con la guitarra a un lado y la armónica en el otro se propuso a hablar. Y me calló encima la enfermedad, me deshacía con cada palabra esforzada hasta que la música empezó a sonar y escuché su voz: tan templada como si no pasara nada. Jenny fue la primera de la noche, le acompañaban dos guitarristas y un pianista. Luego, así como él era siempre, sin piedad, me dio una puñalada fatal, anunciada con un saxofón: Contraley. Y me doblé, el llanto apenas me dejaba cantar, llorando me preguntaba, a dónde nos ha llevado nuestra forma de ser... nuestra callada locura, nuestro mágico ayer... Luego Dorina y Abel y otras más. Llamó a su hija, María José Camargo para cantar Mi piel, y ahí sí no quise recordar nada, solo cantar... cuando iba logrando estabilidad, empezó con un arrebato de palabras que yo no había escuchado antes, tan incisivo y doloroso como al ausencia que lo causó, un tema nuevo para la que se fue, y un nuevo himno para mi atormentado y negro corazón. Lloramos sin que nos importara nada. Porque cuando no se puede hacer nada contra el monstruo que te despoja de totems, lo único que queda es llorar.

Los gritos de la gente no se hicieron esperar, pidiendo canciones, dando ánimos, José los escuchaba y les contestaba, como a aquel que pidió La medicina! a lo que él contestó “Ya me la tomé carnal” o cuando solicitó que le suministraran oxígeno y alguien grito Pasa del toque José! y él dijo “No es toque, es la mona, güey”... José, el impávido José, el que trasforma todo dolor en canción, también tiene una para esta enfermedad, para decir cuanto extraña el escenario y cuanto duelen esas arterias de plástico que no son las suyas. Y a mí que no me quedaba más que desbordarme en llanto, todavía me regaló un Beso de Ginebra en la voz de María José, con su aliento en la armónica, con su presencia inmutable. El final se acercaba, María José cantaba y se le quebraba la voz, los de la Red de apoyo, vinieron al escenario, sus amigos, toda la sala era una cascada de aplausos, y entonces, tal como su hija se lo pedía, lo vieron, lo vimos, SOSTENERSE DE PIE.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eliza
así nos quedamos la mayoría, sin saber qué decir, qué hacer...

Daexter y Gabba
Pues que bueno que aunque sea a través de las letras les haya llegado un poquito de toda esa emoción que vivimos ahí...

Real-X
Gracias por la visita

Carlo
Pues yo creo que El Chafirete está en un buen momento y que hay que aprovecharlo, así que no son excusas!

i
A huevoooo! Te marqué cuando Nina cantaba esa rola, qué lástima que no la pudiste escuchar, quién sabe qué paso :(

Hamlet
Es un gran halago que te haya conmovido mi crónica, y creo que respecto a José, tienes toda la razón, de algún modo ya lo es, solo se perpetúa el mito.

Víctor
Yo tampoco podía creerlo, sigo sin saber qué pensar, ahora, la página oficial del real está vacía, no sé que pasa,

Yo creo que todas las relaciones se desgastan pero siempre hay afecto y cariño. Es incomprensible ahora, todo parecía indicar que sí lo estaban apoyando...

Mekishiko.noneko

Gracias por tus palabras, por la visita y por la nueva palabra, jaja

Anónimo dijo...

SORRY!!!!
Accidentalmente borré el post, pero recuperé sus comentarios del correo acá están:

eLiZa:: dijo...
Ni hablar... demasiada emoción como para decir algo más...
lunes, agosto 06, 2007 10:15:00 PM
ÐÆxter dijo...
Me dejaste sin palabras, me cae que yo también hubiera llorado... ay güey... Estoy llorando

Qué Maravilla
lunes, agosto 06, 2007 10:48:00 PM
Chilanga Catastrófica dijo...
Maravillosa crónica de el que, por lo visto, fue un maravilloso escenario... tengo la piel chinita por tus palabras!!! Un beso..

Pd. hace SIGLOS que no escucho a la Nina en vivo... qué maravilla.
martes, agosto 07, 2007 3:43:00 PM
Real-X dijo...
que emotivo, saludos
martes, agosto 07, 2007 4:36:00 PM
Carlo Ponx dijo...
Caray!, tuve doble tocada viernes-sábado, me quedaba demasiado lejos, no tenía varo, excusas, excusas.

José Cruz, estás aquí ahora, estás aquí siempre.
miércoles, agosto 08, 2007 11:42:00 AM
i dijo...
"habría que matarme / tendrían que matarme / para arrebatarme el blues / mi dolido corazón / se refugia en su calor / mi único consuelo de vivir"

estoy convencida de que a José ni la muerte (inevitable, para todos es inevitable) le arrebatará el blues
miércoles, agosto 08, 2007 3:37:00 PM

Hamlet dijo...
Hace tiempo que ninguna crónica me conmovia de tal manera que casi me tuve que tragar mis lágrimas.
No sé, quizá ya nunca vuelva a sentir la magia de escuchar al Real en vivo. Sólo un milagro.

José Cruz, un bluesman mexicano, atado su cuerpo a una silla de ruedas. Sin embargo, su mente es libre en las alturas. Creo, sin exagerar, que está destinado por méritos musicales propios, a ser nuestro primer gran héroe musical.
miércoles, agosto 08, 2007 4:44:00 PM
Victor Castillo dijo...
Lilith:

Hola. Muy buena crónica, eh.

Sabes, lo único que sigo sin responderme es ¿qué pasó con los demás integrantes de Real de Catorce?, parece increíble que se hayan desentendido de José Cruz (cosa que niegan, hasta el 6 de junio).

Los vi en su DVD y se ve gran química entre todos los del proyecto; raro, no?

Besos y abrazos.
miércoles, agosto 08, 2007 8:52:00 PM
Mekishiko.NoNeko dijo...
¡Qué buena crónica!
Hubiera deseado estar allí; pero siendo honesto, no me enteré y no hubiera podido de todos modos, la chamba me ahoga (¡ahggg!)
Pero gracias a tí, me imagino que estuvo ¿Cómo decirlo? "sugooii!" es decir SU-PRE-MO.

Saludos,
miércoles, agosto 08, 2007 9:39:00 PM

Anónimo dijo...

Muy Bueno. Por eso te linkee al fin

Anónimo dijo...

tienes buen gusto.

Anónimo dijo...

Julio César, gracias por el link!

Scarlett

¿lo dices aquello de "el delicioso Jaime López"? jajajaja
Gracias por la visita!