lunes, 21 de mayo de 2007

Pardo

En uno de los sueños yo flotaba en el aire a voluntad, luego una enorme masa informe me llenaba de polen de flores negras y caía, efecto totalmente contrario al de los polvos de Campanita, tal vez sea que no hubo recuerdos felices que evocar. En otro, dentro del metro un accidente, cientos de personas salen del vagón y caminan, adelante, luego de mucho tiempo de caminar entre ratas, cucarachas y puras piedras se vislumbra la víctima sobre las vías: una salchicha. En uno más, una fila interminable de habitaciones que esperan a que yo me acerque y mire que hay en su interior, y el temor, porque sé que lo que está dentro, los adolescentes desnudos leyendo un libro, en otra, la mujer con la plancha en la palma de la mano... ya no tendrían por qué estar aquí... despierto siempre cuando me falta el aire, tomo el inhalador que el doctor me ha recetado para mis alergias y abro la ventana, me baña un rayo de luna, empapada vuelvo a la cama a revolcarme entre las sábanas y las espinas de las innumerables locuras de mis sueños.

Cada día en la oficina, los ojos se me cierran, la energía me falta, no me concentro y divago... las letras pierden sentido y mi mente se dispersa mientras un color domina mi mente, verde, colinas interminables plagadas de verdes arbustos de hojas anchas.


Otra noche, una sin luna, él entró sigiloso por la ventana, se detuvo un momento en mis ojos abiertos que miraban de fijo a los suyos, pues ya sabían que pronto llegaría. Sus pasos suenan el piso frío, pero solo cuando sabe que aún no concilio el sueño, quiere que sepa exactamente dónde está. Pienso si acaso sus plantas no se pegarán en el piso con las manchas de café, pero me doy cuenta que es imposible porque el café no se toma con azúcar.

Tiene ya tres días a mi lado, no lo he escuchado emitir un solo sonido, es atento, me espera con ansia cada que regreso, me acepta unas cuantas caricias mientras le pongo un poco de comida en el plato, y él la come sin prisas. Luego cuando me pongo a trabajar, se sienta cerca pero no se duerme como acostumbran los de su especie, está siempre atento, vigilante. Supongo que duerme mientras yo no estoy, pues nunca lo he visto dormir y si intento acurrucarlo en mi regazo da un brinco y elegantemente escapa.

Estoy convencida sin embargo de que ronronea por las noches, solo eso explicaría qué por fin puedo dormir.Sentí el peso de su cuerpo sobre mi pecho, abrí los ojos sobresaltada pero su mirada estaba más allá de mi cabeza, cazaba algo que estaba un poco por encima de mi, y saltó, por sobre mi cabeza y aferrándose a algo que había en la pared, me cubrí el rostro y para cuando voltee él ya salía corriendo por la puerta del dormitorio siguiendo la persecución.

Me levanté de un salto y fui tras él, mis pies desnudos sentían de vez en cuando la humedad de las manchas, ahora sí un tanto viscosas, un poco resbaloso, como pude llegué hasta la cocina donde él ya hacía un alboroto persiguiendo su presa, en la oscuridad total poco era lo que distinguía y accioné el interruptor de la pared repetidamente pero no sucedía nada, tal vez solo sucedía que había olvidado pagar la luz... escuchaba solamente el ruido de las cosas al chocar y caer, él estaba haciendo un alboroto total, podía escuchar pasos y sus brincos... corrí hacia la despensa buscando una encendedor, una vela, lo que fuera que pudiera alumbrar me detuve con una mano del fregadero que está a un lado de la despensa y agachada seguía buscando una fuente de luz, cuando algo viscoso rozó mis dedos, retiré mi mano en seguida y pude oírlo como se lanzaba al fondo del fregadero y atrapaba algo con la boca, en medio de una furiosa pelea de zarpazos y una vez que logró asirlo, salió corriendo a toda velocidad hacia la ventana por la que muchos días antes había llegado. Corrí tras él pero no pude más que ver su silueta saltar y escuchar sus pasos apresurados perdiéndose en la noche.

Me quedé sentada ahí en el piso, mi cuerpo temblaba. No sabía si tendría fuerza para levantarme, en realidad... tendría caso que me levantara? Él guardián de mis sueños se había ido, saltó elegantemente por la ventana.

En la mesa de noche seguía mi vaso de leche... sola, sin nada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

de noche

Anónimo dijo...

Ah, los sueños...

Se me antoja tan irreal...

He ahí la magia.

Anónimo dijo...

Pater

todos los gatos son pardos.. jajaja sip!

Julio

Muy cierto aunque a veces la magia se convierte en pánico... miau...

Anónimo dijo...

Tengo mucho tiempo de no soñar que vuelo y tengo muchas ganas de volar...
¿Noto cierto aire de tristeza en tus letras? Espero sea mi catastrófica imaginación. Mil besos.