domingo, 24 de agosto de 2008

Declaratoria

Tengo una inmensa necesidad de cambio. Antes me conformaba con el cambio superficial, cortarme el pelo, pintármelo de colores, cambiar de estilo (a los quince era super fresa, de los dieciocho a los veintidós hippie y luego fui “darketa falsa” según el pleonasmo de mi hermana y ahora soy una mezcla de todos esos, sí me doy asco, pero puedo soportarlo).

Por debajo de esos estilos siempre he mantenido una misma forma de pensar. Gracias a eso no he necesitado –tanto- terapia o cosas así. No podría explicar mi forma de pensar, sólo sé que he tratado de ser coherente siempre entre lo que digo, lo que pienso y lo que hago, y que jamás me aprovecharé de alguien que no tenga las mismas armas que yo para defenderse. Mi preocupación siempre ha sido lo humano, y mis aflicciones son principalmente la desigualdad. (por ejemplo, que el a lado tiene firefox y yo no ¬¬) y la “miseria de espíritu”. En eso y mi amor por los gatos, no deseo cambiar.

Pero hay otras cosas que sí, que necesito cambiar aunque me duela. Mis relaciones sentimentales son el mejor ejemplo de eso. En ese terreno he sido siempre kamikaze y no tengo el menor remordimiento en ello, sufro, pero me aguanto, y poco a poco, conforme voy interiorizando el desapego, intento sufrir menos (este es un excelente momento para ver que tantos avances tengo en eso).

Y luego viene mi necesidad de escribir y lo que escribo aquí.

Cuando era totalmente anónima era mucho más fácil. Cuando dejé ese anonimato encontré excelentes amigos, así que no puedo quejarme. Pero eso me ha llevado muchas veces a la autocensura. Por qué, no sé, para evitar juicios supongo. Sólo que, quienes me importan no tienen por qué juzgarme y si lo hacen, deberían dejar de importarme. Por ello, en este nuevo ciclo que estoy por comenzar, el objetivo a vencer será la autocensura. Lean bajo su propio riesgo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En el amor todos somos unos pinches fundamentalistas. Hombres bomba. Al menos yo estoy en el mismo bando.

Respecto a lo que dices de escribir, es doloroso pero es verdad. Sospecho que escribir lo que escribo (y, por supuesto, dar a conocer lo que escribo) fue una de las razones por las que mis relaciones más importantes han terminado en catástrofes. Pero, bueno, kamikaze soy, y en esos casos, al menos para mí, lo mejor es pisar el pedal de velocidad.

Yo no creo tanto en los cambios como en los procesos. Ella no va a cambiar, tu no cambiarás nadie cambia. (Nótese como uso a la Barranca, para apoyar mis palabras frágiles, no falla, jojo). En fin, uno no puede dejar de ser quién es, sólo sumergirse más en sí mismo, asumirse cada día más con todos los dolores y placeres que ello implica; y luego, eso sí, irse deshaciendo de lo innecesario. Creo yo.

Salucita, yo ya casi vuelvo.

Anónimo dijo...

me gusta este cambio que deseas dar, ser a fin de cuentas tu misma sin importar lo que digan los demás

la misma consigna me apliqué al momento de regresar a mi blog de siempre!

y se siente uno tan bien!


:D

Anónimo dijo...

Comparto esto totalmente ---> Sólo que, quienes me importan no tienen por qué juzgarme y si lo hacen, deberían dejar de importarme.

Anónimo dijo...

Carlo,

Es que el cambio es mirar desde la misma perspectiva en dos puntos diferentes y distantes de un proceso. son mutuamente incluyentes

Salucita, me sigue debiendo las chelas, ya vuelva porque me hacen falta sus letras de coyote adolorido.

noise única y original,

pues sí, pero luego uno piensa que es por otra cosa, no se ve a simple vista.

lo importante es regresar.


alacrán,
a huevo, salud!