Otra vez estoy tomando tiempo de la oficina para escribir lo que se me hinche el ovario. Total, ustedes paguen sus impuestos y ya.
Estoy contenta porque ya son las seis y yo todavía tengo cosas que hacer. No soy como el ñor del pasillo que medio día juega ahorcado, o la secre que tiene al frente que borda sus servilletas o la de más allá en el pasillo que se echa sus siestecitas en el cubículo de Director de Área que no tiene Director de Área. No soy como estos seres viscosos que me rodean y que a las seis en punto de la tarde empiezan a arrastrarse hacia la salida.
Estoy contenta porque llevo cuatro años aquí y todavía me pinto el pelo de rojo y ando descalza en la oficina cuando tengo calor o me cansan los zapatos.
Estoy feliz porque con mi sueldo chiquito de cortadora de foamy no titulada, le doy de comer a Pink, Nicky y Kitsch sin ningún problema. La bronca es con mis tarjetas de crédito, las muy malditas me envían cartas mensuales cifradas que nunca logro entender. No sé como le hacen esos pedacitos de plástico para mandarme cartas. Una tiene la osadía de mandarme emails. Cuando las vea en el messenger me daré por muerta, me cambiaré el nombre por Lucrecia Cornelia y me iré a vivir a Timbuctú. No me busquen.
2 comentarios:
tengo que admitir que yo sí vuelo a la salida a las 6 en punto, claro cuando ya terminé todo mi trabajo, porque si no salgo a esa hora hago más de hora y media de regreso a mi casa
¿también hacen eso contigo esos pequeños bastardos plásticos? chale no estoy solo en este mundo, jajaja
saludos
Yo me fui a vivir a Tijuana y me cambie de nombre...
Bien por la nueva imagen.
Besos tronados.
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