Ya muchos despeñados escribieron sus reseñas. ¿Yo qué más les puedo contar?
¿Que fue uno de los días más intensos de mi vida? ¿Qué estaba profundamente conmovida y feliz por los que, hombro con hombro compartieron la noche conmigo, y triste por los que no estaban ahí en ese espacio físico para que los abrazara?
¿Que me debatía en la angustia de extrañar tres rostros y reconocer dos?
¿Que no pude más que sucumbir ante la voz potente de la banda que le ha dado sentido a mis pasos, a mis días, a mis palabras y a mis sensaciones, a la música que hace eco de mis pensamientos?
Les mentiría con todos los dientes si dijera que fue lo mismo. Para mí fue un paso adelante, aunque he visto que para muchos fue algo totalmente distinto. En realidad no me importa. Sigo siendo yo la que vibra en medio de esa voz y esa guitarra, la que deja salir los monstruos que lleva dentro al escuchar esos tambores y bases, la que se deja llevar, la que siente y que llora, y vive intensamente.
Tuve muchos momentos de lágrimitas esta vez. Muchos momentos en que deseé estar abrazando a todo el mundo. Estallando con todo el mundo. Curiosamente, pude casi predecir cada canción, pude sentir con suficiente anticipación ese Estallido interno que vendría sísmicamente a remover el pasado. Lo pude ver, apenas casi para prometerme no llorar. Era demasiada mi felicidad para llorar como antes. Una felicidad que apenas acaricie en una cantina hace casi un año, en un estudio de grabación en un frío invierno, o aquel febrero en que todo se reveló...
¿Cómo decirles que luego de ver como toda la fe se desmoronaba, cómo todo lo que en esto estaba cimentado, se venía abajo, de pronto, por artilugios divinos se CONSTRUÍA nuevamente frente a mis ojos?
Prometí hacer una reseña, pero no de las canciones que tocaron o de lo que intentando ser racional puedo opinar acerca del suceso, para mí, yo, el gato que escribe este blog, eso no es suficiente.
Yo lo que tengo que decirles es que todo lo que La Barranca ha construído a mi alrededor, todo lo que se llevó, ahora está de vuelta. Está en mí y corre por mis venas.
Mil gracias a los que compartieron estos días conmigo, primeramente a El Alacrán y Dulce Geisha por hacer tantas cosas posibles, a Ju y Amor, Prometeo, Eliza, Manolo, Adrian, Jacks, Nahuii, a Omar... pero sobre todo a tres personas que le devolvieron el alma a mi cuerpo:
es junto a ti, donde pertenezco... Fotos: Lu García.