Verte de nuevo fue una derrota total a mis malas costumbres, esgrimida por una sonrisa tímida y la más dulce tarde de lluvia que he pasado en años. Fue más un disparo al azar, que una trampa perversa. Sólo un feeling intacto que nunca fue necesario demoler. Tu cabello y el mío han crecido y sigues tan delgado como siempre, aunque yo esperaba que estuvieras más alto. Tus manos danzaron sobre la guitarra y tocaron cuanto te pedí, te hablé de mis nuevas pasiones musicales y escuchaste atento hasta que extrañamente me quedé sin nada que decir. Te acercaste. Sigues usando el mismo perfume, me dijiste. Yo sólo sonreí. Eso era exactamente lo que durante ese cálido silencio flotaba en mi pensamiento.
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