Lo visible oculta lo invisible, por lo tanto seguiré buscando mi centro indestructible.
domingo, 30 de julio de 2006
Tu pequeña nunca te escribió un poema.
Y justo ahora recuerdo
esas tardes de domingo
cuando cuidaba los detalles
y preparaba bocadillos.
Ahí en mi apartamento,
tumbados en la alfombra
junto al cenicero
comprado solo para ti.
Hablábamos de la oscuridad,
de la sed de sangre.
y por qué nunca traías
el cabello suelto.
Me mostraste mejor que nadie
que la música es matemáticas
y que hacer el amor es
cuestión de geometría.
Yo sólo te hablé
de la dulzura sus sinónimos
y de mi filantrópica visión
del hedonismo.
Ahora sé, que después
de la incomprensible despedida
seguías buscándome
en las páginas de un libro negro.
Y debo dejar
de quejarme del tiempo
sólo hubo un parpadeo
un instante
desde el último beso.
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