Querido Osito:
Hasta ahora he vivido a tu lado momentos muy emocionantes y divertidos, he disfrutado en tu compañía de una de las cosas que mas satisfacción me da, la música.
Sin embargo en medio de todo eso ha habido otro tipo de situaciones, desde que se reformularon los términos. Yo estoy conciente de lo que sucede, pero no totalmente de sus causas y consecuencias. Esta realidad me rebasa y se me escapa. Por ello, tú percibes que lo asumo de una forma casi tranquila y controlada, pero en realidad sólo estás presenciando un acto de inconsciencia kamikazi.
En realidad no tengo control sobre esa situación (podría decirse que tú sí, pero tampoco, también te rebasa) lo que sucede es que no me dejo abatir, mi espíritu es ante todo de guerrero felino. Jamás me verás, con tus ojitos de botón, sufriendo por una situación parecida, aunque eso no significa que no me afecte, que no me duela y que no me importe.
¿Te das cuenta de que estoy siendo totalmente sincera?
Eso espero, porque esa es mi mejor costumbre.
Yo sé a lo que me atengo. No soy una víctima de esa situación, lo tengo bien claro. La “elegí” porque ya no puedo ser de otra forma. Aquí hay un revés. Detesto vivir con los ojos cerrados y parece ser que en esta ocasión yo misma los he cerrado. Sino, no se podría continuar.
Es lamentable que estas condiciones condenen lo que pudiera llegar a ser. Pero lo prefiero así a estar del otro lado, en la incertidumbre sobre lo que sucede. Así tengo las cosas bastante claras.
Hasta ahora he vivido a tu lado momentos muy emocionantes y divertidos, he disfrutado en tu compañía de una de las cosas que mas satisfacción me da, la música.
Sin embargo en medio de todo eso ha habido otro tipo de situaciones, desde que se reformularon los términos. Yo estoy conciente de lo que sucede, pero no totalmente de sus causas y consecuencias. Esta realidad me rebasa y se me escapa. Por ello, tú percibes que lo asumo de una forma casi tranquila y controlada, pero en realidad sólo estás presenciando un acto de inconsciencia kamikazi.
En realidad no tengo control sobre esa situación (podría decirse que tú sí, pero tampoco, también te rebasa) lo que sucede es que no me dejo abatir, mi espíritu es ante todo de guerrero felino. Jamás me verás, con tus ojitos de botón, sufriendo por una situación parecida, aunque eso no significa que no me afecte, que no me duela y que no me importe.
¿Te das cuenta de que estoy siendo totalmente sincera?
Eso espero, porque esa es mi mejor costumbre.
Yo sé a lo que me atengo. No soy una víctima de esa situación, lo tengo bien claro. La “elegí” porque ya no puedo ser de otra forma. Aquí hay un revés. Detesto vivir con los ojos cerrados y parece ser que en esta ocasión yo misma los he cerrado. Sino, no se podría continuar.
Es lamentable que estas condiciones condenen lo que pudiera llegar a ser. Pero lo prefiero así a estar del otro lado, en la incertidumbre sobre lo que sucede. Así tengo las cosas bastante claras.
Es cierto que entre nosotros hay mucha confianza, tú me puedes decir todo lo que me dices (aunque no es todo lo que piensas) porque hay algo de empatía, pero sobre todo porque sabemos que no importando lo que nos confesemos no vamos a juzgarnos y condenarnos. Eso parece suficiente para que no haya engaño con dolo.
Tampoco significa que no exista ninguna forma de engaño, aún queda lo que inconscientemente nos ocultamos.
A veces me parece que esta situación es completamente ridícula, pero cualquier otra sería una farsa. Además es la única posibilidad que existe para seres etéreos, lindos y pachoncitos como tú y un gato como yo.
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