jueves, 25 de marzo de 2010

Lu, tú sí estás nominada


En Twitter armaron un relajito llamado Unfollow a los Divos. (si quieren buscar el link en Google, adelante, yo no lo voy a poner).

Se trata, a grandes rasgos, de un grupo de personas que se sienten ignoradas por otros usuarios de Twitter que no contestan a sus mensajes (sabrá Dios qué tipo de mensajes). Entonces convocan a otros usuarios para que nominen a los que tienen esta conducta.

A mí los mentados #antidivos me han dado mucho de qué reirme y se los agradezco.

Y me nominaron. Un anónimo que sí sé quien es pero, como dijera el verdadero y único divo "No vale la pena" ahondar en detalles. Tampoco pensaba escribir nada sobre el cuento pero "menditando yo me di cuenta que" la razón de mi nominación no tiene nada que ver con el dicho movimiento ese y que fue usado como un instrumento más de la doble moral. Y de eso sí me interesa hablar.

Primero, he aquí el comentario hacia mi persona:



Según este güey, yo soy María Felix ( creída, respondona y diva) debido a que en mi formspring (que cerré porque ya no llegaban preguntas hace más de un mes) contesto con gusto preguntas referidas a mi sexualidad y luego en twitter me hago la digna (ser tratado de forma digna es un derecho de toda persona, lo dice la Constitución) cuando me dicen ciertas cosas. Con eso de "ciertas cosas" no sé a qué se refiere. De hecho puede ser cualquier cosa.

Yo acepto que sí me alebresto cuando alguien está diciendo una barbarie sobre equidad de género o sobre el calentamiento global, la neta es que sí, le entro a la discusión con todo. Pero esa es una de las funciones del Twitter.

También me ha tocado que me traten de ligar, pero directamente pido que no lo hagan.
En cambio, si se refiere a cuando hay alguna referencia a mis "chichotas" tema común en Twitter entre @tatto_hunter @LuisExmachina @Ginabuentiempo y yo, no suelo hacerme la digna, es un chiste local con el que todos nos divertimos y en el que no ha habido ninguna falta de respeto por parte de nadie, porque lo hablamos con total naturalidad, como se habla de cualquier parte del cuerpo. Porque estamos de acuerdo que de la sexualidad hay que hablar con total naturalidad y sin juzgar a nadie por ser sexuado y vivir su sexualidad. Hacer eso nos ayudaría a tener una sociedad menos hipócrita y doble moralina.

Cabe aclarar que la doble moral se refiere a tratar de diferente manera a hombres y mujeres de acuerdo a los comportamientos socialmente aprobados, por ejemplo, se juzga más severamente a una mujer que abandona a sus hijos que a un hombre. Y también se puede aplicar a personas que en lo público se vanaglorian de asumir valores y conductas éticas y en lo privado actúan de una forma diametralmente opuesta, amparados por una situacion de poder que los hace inmunes a cualquier penalización.

Así que, mi querido anónimo, no me nomines por hablar abiertamente de mi sexualidad y repeler las posibles ofensas que dañen mi dignidad. Eso no es ser hipócrita. Es más hipócrita y criticable ampararse detrás de la figura del anónimo, para calificar la conducta sexual del otro, es incluso cobarde. Tampoco metas a los #antidivos en esto, ellos hablan de otra cosa (que sólo ellos entienden a la perfección, porque yo no).

Ya hasta me dieron ganas de volver a abrir el formspring.

jueves, 18 de marzo de 2010

Sé poco de su poesía (Que es casi nada)

LA CAMA ANGOSTA

Es todo lo que sé (Que es casi nada.)

Ella tenía una estrella entre los senos.

O así lo veía él, porque la amaba.

No se exigieron boletos de entrada

Pues cada uno andaba en su terreno.

Es todo lo que sé (Que es casi nada.)

En una cama angosta ambos quemaban

Su historia y el temor; o cuando menos

Ella pidió esto de él, porque lo amaba.

Los dos sabían muy bien la pendejada

Que es insistir en un amor del bueno;

Es todo lo que sé (Que es casi nada.)

Marzo moría otra vez; y ya se daban

Café con leche y sorbos de veneno.

O así lo sentía él, porque la amaba.

Supongamos que un día ella se enfada

Y se borra la estrella de los senos.

¿Qué más saben los dos? ¿Es casi nada?

Supieron, a saber, lo que se amaban.

Luis Miguel Aguilar


Se presenta mañana 19 de marzo en la Casa de las Humanidades 18 h, en los viernes de lectura, con su libro El minuto difícil, poemario de 1979 a 2007.

Luis Miguel Aguilar nació en Chetumal, Quintana Roo, el 23 de septiembre de 1956. Ha hecho crónica y comentario cultural; en diarios de México ha publicado las columnas “Luna de Enfrente”, “El Egoísta” y “El Camaleón Peripatético”. Editor, dirigió la revista Nexos entre 1995 y 2003. Entre sus libros podemos destacar: La democracia de los muertos. Ensayo sobre poesía mexicana, 1800-1921 (1988), el libro de relato Suerte con las mujeres (1992), la antología Poesía popular mexicana (1999) y Fábulas de Ovidio (2000). El minuto difícil abarca poemas que van desde sus libros Medio de construcción (1979) a Pláticas de familia (2007).


lunes, 15 de marzo de 2010

Juicio ciudadano a los socios de ABC


Más información Movimiento 5 de junio

Más boleros

En Los detectives salvajes, el poeta García Madero describe el ambiente en "La encrucijada Veracruzana": algunos cantan un bolero que habla de un amor desesperado, un amor que los años no podían aplacar, aunque sí volver más indigno, más innoble, más ATROZ.

Al inicio, el libro de Bolaño tiene una referencia a Malcom Lowry, y recordé también esa página de Bajo el Volcán en la que se habla de LA tempestad y LA barranca. Al final, sólo son palabras perdidas en una página.

Me acordé de la cantina La Riviera de Veracruz que está a dos pasos de mi casa, y de los tacos de jaiba.

A veces mi mente viaja a kilómetros por hora, y una coincidencia tras otra me ha llevado de forma inevitable a escribir este mensaje.

Y es que yo hubiera jurado que el bolero era "Sabor a mí". Ahora no estoy tan segura.

lunes, 8 de marzo de 2010

Mujer

Llevo seis o siete años leyendo, estudiando y tratando de aprender a qué se refiere la equidad de género.
He transitado de la ignorancia y la indiferencia a la incertidumbre, la indignación, el enojo; he pasado del activismo de escritorio a las propuestas tangibles (pues afortunadamente mi trabajo me lo permite) y aún no alcanzo a comprender la complejidad del tema, aún no me libro de la pseudoconcresión con respecto al lenguaje y conceptualización que se utiliza, porque es precisamente en el lenguaje donde se existen las situaciones más significativas con respecto a esas diferencias.

Me falta mucho por aprender, comprender y seguir leyendo. Pero creo que hay cosas que ya tengo claras. Una de ellas es que, el Día Internacional de la Mujer no es una celebración ni un motivo de felicitación. Es un recordatorio, un señalamiento de la inequidad, iniquidad, desigualdad y discriminación que existe en el trato que se da en lo público y en lo privado entre hombres y mujeres. No es una idea estúpida o absurda, porque señala algo que existe y es evidente.

Por supuesto, como en todo, existen matices y singularidades, no es la misma desigualdad o discriminación la que vive una mujer con formación académica y conciencia sobre el tema, que sin embargo, llega a ser discriminada en un trabajo donde se promueve y se paga más a los hombres, por las razones institucionales que sean, que la de una mujer indígena, que sabiendo o no que tiene derecho a ser tratada de forma igualitaria, no puede exigirlo. No es la misma situación la que viven esa mujer preparada y la mujer indígena en el ámbito familiar, ni sucede lo mismo con mujeres con esas características en un país como el nuestro o en un país como Guatemala o EUA. No es la misma situación la que vive una mujer africana que ha sido mutilada y cuyas hijas serán tratadas de la misma manera, o la de una mujer islámica, y así podemos seguir al infinito. Las formas de discriminación y desigualdad son diversas, intrincadas, sutiles y hasta inverosímiles. Existen a pesar de todo, son difíciles de comprender y solucionar y esa es la problemática.

Hay dos puntos que considero claves en esta cuestión: para llegar a la equidad son necesarios dos procesos, uno interno y otro externo. El interno es el empoderamiento, el saber que se tienen derechos y garantías y que es posible exigirlos. El externo, el de los otros, llámese sociedad o llámese Estado, se trata de que se reconozcan y garanticen esos derechos.

En esos dos procesos ha habido avances y retrocesos. Ahora tenemos una perspectiva diferente que la de las mujeres sufragistas que buscaban la igualdad ante la ley o de las mujeres que vivieron la revolución sexual en los sesentas y ejercían un derecho utilizando la píldora anticonceptiva, cosa que muchos y muchas de ustedes que leen este blog, pueden hacer si así lo desean, sin tener ningún problema o cuestionamiento. Esas mujeres iniciaron con una consigna y posteriormente otras consignas se han sumado. Como producto social, el feminismo ha ido construyéndose de particularidades y diferencias de posturas y opiniones. Es cambiante, es una expresión viva de una sociedad consciente.

Se puede decir que se está a favor o en contra, se puede decir que se le odia o que se adhiere, pues es derecho de todos pronunciarse o tomar postura. Pero hay que tener cuidado, porque el tema es resbaladizo, toda una casa de jabonero, un jabonero que gusta de los vericuetos del lenguaje, y que hace sentir seguro de que se sabe de lo que se habla por un momento, y al siguiente muestra una faceta que pone en duda toda certidumbre.

Por último, voy a pedirles atentamente que evitemos los facilismos, los lugares comunes y las ironías. Porque lo que hay que recordar ahora es que aún hay mujeres que mueren, que son golpeadas, que son humilladas y nulificadas por el hecho de haber nacido mujeres. Aún hay mujeres que son infelices y no pueden tomar decisiones sobre sus propias vidas.

Por ello, no me felicites por haber nacido mujer, porque es algo que no se elige.
No me felicites por haberme construido como mujer empoderada y dueña de su vida, porque tuve que hacerlo a costa de esta sociedad hipócrita y represora.
No me felicites por luchar por la igualdad y la equidad para mí y para todas las mujeres, porque es algo por lo que no debería estar luchado, debemos tener todo eso simplemente porque somos seres humanos.