Para i, R, Alacrán, Dulce Geisha, Eliza, Denzura, nunca ausencias,
y Fran, como siempre.
Escribo esto mientras escucho Providencia. Soy sólo oídos.
Nuevamente mi mente viaja a kilómetros por hora, entre mundos y soles, distancias; entre tambores, violines y cuerdas: todas voces conocidas.
Yo sólo sé dejarme llevar por la vorágine
Ser una con el caos del que soy vanguardia
Ser una con las voces
Sólo eso sé
[Cuántas voces hay en tu garganta
Cuántas almas hay dentro de ti
Cuántos diablos luchan por ganarlas
Mientras yo vigilo desde aquí]
Y además la nostalgia y la incertidumbre de si volvería a estar en el fondo, y ahora, la certeza.
[No nos desamparen así
Sin ningún consuelo, sin nada
No nos abandonen aquí
Sigan construyendo la voz
Voz resquebrajada, delirios
Sigan arrojando palabras
Síganlas puliendo febriles
En las madrugadas de insomnio
Sigan afilando su brillo
Salgan de sus ghetos, nichos, cuevas
De sus embajadas y así
Sigan construyendo,
sigan, sigan]
Pero vamos desde el principio.
Yo no sabía el lugar exacto, llegó un mensajero para conducirme, ya estaba cerca, muy cerca. Al arribar al lugar, José Manuel salía del restaurante y se dirigía a la terraza. La espera terminaba, por fin.
[Cuántas vueltas más dará
este mundo en torno al sol
esperando que el azar
nos junte a los dos]
Adentro estaban ya algunas personas de los medios y entre ellos, un radiante Mister Fong, todo sonrisas y Alfonso André, con su natural temple que podría hacerle ver como alguien muy serio, podría. Y ahí, también estaba Fran, Adrián y quienes enviaron el mail a la página oficial.
No pude más que abrazar a Fran, tanto tiempo sin verlo, con dos promesas que ese día se iban a cumplir.
“Sería chido escuchar juntos por primera vez Providencia”
Hace un año que ese cabrón nos dejó por una vieja (ja, es broma), hace un año con catorce días. Después de eso, “algo” siempre faltaba.
[Tocar
Sentir
Tornar
Sin fin]
¡Uuuuuuuuuhhhhhhhy! Ok. Ya no faltaba nada. De fondo ya sonaba Providencia.
Luego de los abrazos todo se concentro en la escucha atenta hasta que todo el disco dio vuelta. Algunos comentarios y por supuesto, el feeling, el tequila, los brindis.
(un alacrán me pregunta si a veces no siento que algo que está pasando o estoy sintiendo me rebasa… lo siento ahora como lo sentí anoche.)
Providencia es un disco demoledor de principio a fin. Demasiada emoción para el cuerpo de un gato, en definitiva.
Es como sentir que los músicos se saben la vida de uno, aunque, como me corrige Dulce Geisha, más bien nos muestran las cicatrices del camino. Pero volvamos a los hechos. La Barranca daba entrevistas dentro del restaurant mientras los demás invitados escuchaban el disco en la terraza. Luego de un rato llegaron Camila y Diblik.
¿Creen en las coincidencias?
Yo sí, siempre lo he dicho. En una de esas veces en que sonaba San Miguel, alguien le pregunta desde afuera a Fran dónde está la entrada. Era Joel Rendón. El creador de los grabados de Leviatán y San Miguel para el arte de los discos de LB. Sí, el creador del tatuaje que llevo en mi espalda. Le pedí a Fran que por favor le dijera que no se fuera sin hablar con él. Fran regresó contándome que le había dicho que una amiga quería mostrarle algo.
José Manuel, Federico y Alfonso, se dieron un respiro con las entrevistas para pasar a la terraza a repartir abrazos, fotografías y autógrafos. Y llegó el momento de la verdad, en que le dije a JM que quería mostrarle algo. La segunda cosa que yo le había prometido a Fran era que él vería ese momento, y cumplí. La sorpresa fue que luego de ver a Leviatán en mi espalda, JM me llevó con Joel Rendón. Afortunadamente a Joel no le pareció necesario demandarme, al contrario, le gustó mucho el trabajo que hicieron con el tatoo.
El tiempo pasaba y más personas llegarían, Eduardo del Águila, Jaime López y más tarde Cecilia Toussaint.
Yo me quedé un rato más platicando con Joel, le comenté mi idea de poner a San Miguel junto a Leviatán y le pareció excelente. Seré algo así como una galería ambulante. (De Joel y de Pedro Álvarez)
[O cuando tú me besas la boca y dejas un veneno
O cuando tú conviertes mi vida en un pequeño infierno Las alas de San Miguel protegen mis días
La espada de San Miguel se alza por mí
O cuando el mal parece surgir de algún rincón interno
O cuando el mal resulto ser yo y destruyo lo que quiero
Las alas de San Miguel protegen mis días
La espada de San Miguel se alza por mí]
Desde hace un tiempo San Miguel se ha convertido en una constante (ver post último metatexto) Le conté a Joel que en Guerrero, vi una catedral enorme con un San Miguel como de dos metros en la cúspide.
Fue entonces que tuve que tomar una difícil decisión. En el Alicia tocaría José Cruz. Compaginar esa noche sería difícil, querer estar en dos lugares al mismo tiempo.
[Es a tu lado
a donde voy
es junto a ti
donde pertenezco
Avanza firme mi corcel
hacia la luz
dejando atrás
el despeñadero
No hay nada que pueda
desviar al corcel
porque su sangre
se orienta por ti
Soy yo quien se pierde
Y se vuelve a perder
Intoxicado
de tanto sentir
de existir]Así que la noche terminó entre blues y luz… finalmente sola. Pero al despertar y pensar en todo lo que acababa de pasar, y escuchar de nuevo Providencia, muchas cosas vienen a mi mente.
Como siempre, este no es un disco que se pueda abarcar de una oída, muchas cosas van saliendo a flote, muchas otras se revelan en el mundo del sonido y en el mundo de las ideas.
José Manuel Aguilera vuelca su alma en trece excelentes letras; reinventa su voz y se deja acompañar por Muna Zul y Rubén Albarrán, en una mezcla delirante.
Un sonido extraordinario e inconfundible retorna a La Barranca con Alfonso André.
Un sonido diferente, casi metamorfoseado, pero reconocible retorna a La Barranca con Federico Fong.
Yo estoy invadida por la vorágine, despertando de nuevo en el fondo, dejándome llevar por la música y las emociones que me provoca, vibrando con la voz; a mí no me pregunten de crítica musical, no me pidan objetividad, cosa por demás ilusoria e ingenua. Yo me hago una con la música, la vivo desde mi subjetividad, esa es mi naturaleza.
Mientras un colibrí entra a mi casa a escuchar el disco, nace un sobrino nieto a esta Nueva Vida, así es la Providencia.
Mientras una canción Atroz me destroza, con un bolero, otra vez un bolero, mimetizado.
[Este amor perjudicial
que ni el tiempo logra consolar
sólo lo hace más atroz
más innoble
Duele mucho estar sin ti
y estar contigo duele más
no mereces esta cruz
ni yo tu maldición
No puedo distinguir
ningún presagio alentador
una mínima señal
alguna luz
Se va extinguiendo ya
la veladora de tu amor
y nos queda
poco tiempo
para rescatar
al menos el fuego
Este amor perjudicial
que el tiempo logra consolar
solo lo hace más atroz
más innoble
Tanta vida yo te di
que por fuerza llevarás
en el fondo ese sabor
que tratas de negar
No puedo distinguir
ningún presagio alentador
una mínima señal
alguna luz
Se va extinguiendo ya
la veladora de tu amor
y nos queda poco tiempo
para rescatar
al menos el fuego
El fuego del inicio
el fuego del principio
el fuego del origen
el fuego primigenio
El fuego del inicio
el fuego primitivo
el fuego del que surgen
todos los incendios ]
p.d. 1 i: Algo me sugiere que luego de aquella recomendación entre un absolut tangerine y otro, ya leyó Bajo el Volcán. Falta ver lo del último regalito.
p.d. 2 fotos link de flickr en la columna.
Actualización domingo dos de marzo.
Encuentros del tipo barranqueñoPendejeaba con E en la Del Valle, buscando dónde cenar, de pronto, se estaciona junto a un parquecito. Levanto la vista y veo el nombre de la calle que se extiende hacia la izquierda y casi se me hacen yoyo los chones. La calle se llamaba Providencia. (Y no fue la única vez en la noche que nos topamos con ella).