Quiero creer que era el viento frío. Eran como las nueve de la noche, estaba parada en la esquina de la calle, esperando a que se cambiara el semáforo a verde. Frente a mí, cruzando la calle en un poste, estaba pegado un misterioso cartel, no alcanzaba a distinguir qué decía, pasaron tres cuatro segundos mientras yo trataba de enfocar, obviamente, no traía lentes y era de noche y no traía lentes y hacía frío y tenía los ojos como cristalinos.
A las quinientas, que es justamente lo que dura un semáforo, por fín pude entender qué decían las letras grandes:
Campaña de Salud Visual
(risas grabadas)
1 comentario:
tu vista de gato?¡¡ jajajaja
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