Todos los domingos Emi entra como un tornado a mi recámara, gritando "Despiedta, vamos a jugar" o "Ya vente a desayunar". Muchas veces, lo convenzo de que se acueste conmigo y me deje dormir otro ratito, cosa que jamás sucede, pues brinca sobre mí, me pisa el pelo y me hace plancha desde la tercera cuerda. Ayer amanecí con ganas de cantar y ahí estábamos, Emi y yo en pijama, echados en la cama yo cantándole Estallido Interno.
Voltea y me dice:
- Esa canción me da comezón.
A veces pienso que sí es mi hijo.
1 comentario:
Anda Lu, pero si yo nunca dudé que Emi fuera tu hijo (que para formas de maternidad no hay límite!). Abrazo duplex para los dos.
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