Ya sé, la anterior fue una reseña fake. Y es que tengo un pequeño problema: no sé por dónde empezar. Cuando las cosas se ponen complicadas, lo mejor es darles la vuelta. Eso no significa que sea posible darles la vuelta ni que siempre hagamos lo que es mejor.
En los preludios de conciertos tengo pocas posibilidades para contener mis emociones y ando en un paroxismo singular. Si a eso le sumamos cuatro whiskeys en las rocas, gente querida que no veía hace mucho, gente querida que veo seguido y un pañuelo que dice “La victoria es nuestra”, nos da como resultado una algarabía bastante rijosa.
Y es que sí llegué entonada al Péndulo (la culpa es del Diablo, para que compra dos botellas de whiskey si sabía que no nos las íbamos a acabar por mucho que lo intentáramos, al menos yo, ja). El puesto de observación que puse en la oficina desde que me salí a comer, no rindió muchos frutos, a pesar de que instruí a mi compañera que está cerca de la ventana que volteara su escritorio y se trajera unos binoculares para mantener el área asegurada, nomás no.
Pero ñe, cuando llegó el momento, tomamos nuestros lugares y todo fue felicidad (no sé qué piensen los demás pero creo que el más feliz era el Diablo, llegó feliz, se fue a poner más feliz a la calle de Genoma y se siguió poniendo feliz en Hamburgo, luego en Belgrado y todavía le duró la felicidad en Cumbres del Maltrata y hasta Independencia).
En el Foro del pequeño tejedor apenas caben tres alfileres, pero sobre él hay una atmósfera de luz de velas y encanto que se inundó con la presencia de José Manuel, y muy poco tiempo pasó antes de que se desbordara con su voz. No voy a negar lo que todos saben: adoro a ese señor. Y no me refiero al sentido de ponerlo en un altar y hacerle reverencias. Me refiero a ese cariño y agradecimiento inmenso que me inspira. Posiblemente ni él se espera cosas como esas y no sólo en mí, también en muchos que conozco, y tampoco se esperaba que estos dos conciertos fueran un éxito en ventas.
Sin mayor preámbulo, José Manuel tomó su guitarra Godin y dejó que sus dedos pasearan por el cielo iluminado de nuestra nostalgia.
La primera canción me hizo hueco en el estómago, sentí una ausencia de casi un metro, 16 kilos y cabello negro y rizado: Emi. Cielo protector es la canción de Emi, la escuchaba desde el vientre materno y se la cantan para dormir. Cuando él empezó a opinar sobre qué quería escuchar decía “pon Bajo la luna” (y es que la luna tiene un influjo especial en Emi, otra cosa en que nos parecemos). Ya me iba a poner a llorar pero me acordé que a Emi no le gusta verme llorar. Cada canción me remitió a personas especiales: Hendrix a Eliza, Al final de la playa a Claudia, Una tarde en la vida a Omar, Zafiro a Dulce, Estallido Interno a Elsa porque vivió algo muy parecido a lo que vivimos alguna vez Re y yo, y finalmente Corcel a Fran, sé que esas canciones les gustan de manera especial y eso hace que me gusten a mí todavía más de lo que ya me gustaban.
Creo que las sorpresas de la noche fueron Oración Caribe (que yo la había escuchado con Nine Rain pero no con Aguilera), la de Robi Draco, que disculparán si no sé cómo se llama, Come as you are, que sí necesito un poco de punch, y El tiempo es olvido. Vale decir que a ésta última, es de las primeras veces que la tocan frente a público y vale decir que tiene, como siempre, una filosofía reveladora y avasalladora.
El Diablo no dejaba de pedir ETC, pero no no estaba en los planes y sí realmente esa rola hubiera coronado hermosamente la noche. Pero no pierdo la esperanza, puede que esa sea una de las que se escuchen el día 28 de febrero.
Más encandilada no podía estar. Más vibrosa no pudo ser la noche, luego, nos fuimos a seguirle ahora sí con mi amigo Jack al menos Elsa y yo, aquel señor con sus tés de hierbabuena al dos por uno y luego nos raptaron a todos en bola, pero luego se arrepintieron y me fueron a dejar a mi casa a las cuatro y media de la mañana. Y el fin de semana que siguió a este concierto fue aún mejor, ya sea comiendo en el Café Tacuba o el Café la Selva, cenando en el Café la Habana, tomando mezcales en la Red Fly o riéndonos de lo absurda que puede llegar a ser la vida en el Heavymetal.
Una señorita dice que por algo nos pusieron en diferentes ciudades, yo digo que al menos logramos encontrarnos y eso es lo que cuenta. Nos une esto que va más allá del entendimiento común. Además, estoy en un momento de mi vida en que no me pongo a pensar en por qué suceden las cosas, trato de disfrutar lo que viene y trato de no olvidar lo que no debo y de olvidar lo que no necesito.
Glosario para mis finísimos lectores:
Paroxismo: Máxima intensidad de un acceso. Exacerbación súbita.
Rijosa:1. adj. Pronto, dispuesto para reñir o contender. 2. adj. Inquieto y alborotado a vista de la hembra. Caballo rijoso. 3. adj. Lujurioso, sensual. Sí, fueron todas las anteriores
4 comentarios:
ay, gato!! me dejas lagrimeando!!
sniff sniff
Falto Molacho :/
Ay wey, por qué no había leido nada de nada por acá?
Creo que alguien no quería que te leyera porque cada que entraba me aparecía el post de Emi y nada más... éstas cosas del Diablo... digo no, del demonio... o bueno eso...
Y claro, cuando escuché Estallido Interno te busqué y no te vi.
Ay Hendrix... no esperaba que llegara y cuando apareció casi me da el ataque... resistí porque apenas ibamos empezando y ni modo de perderme lo demás...
chale, y yo sigo acá...
:(
Besos mija!
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