jueves, 25 de mayo de 2006

poesía para el insomnio II

Nuevamente la noche me tomó por asalto.
Se metió entre mis sabanas, entre mis párpados, entre mis poros...
Antes de que el calor y tu recuerdo se metieran entre mis piernas, (son ya 17 días sin tus brazos) preferí sumergirme la fría Nostalgia de la Muerte.
Décima muerte

A Ricardo de Alcázar


Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.

Por caminos ignorados
por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados,
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a convertir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
en materia de diamante
luminosa, eterna y pura.

No duermo para que al verte
llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu voz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que envuelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto
pueda, sin sombra de sueño,
sentir que muero despierto.

La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será elástico a tu paso
de modo que al tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible acaso
vivir aun después de muerto.

En vano amenazas, Muerte,
cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
¡Qué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora que yo no muera!



Xavier Villaurrutia

2 comentarios:

Anónimo dijo...

miro el brillo de la navaja y cierro los ojos... espero palpitando en la negrura. en mi propia sintonía...

Anónimo dijo...

La muerte toma la forma de la alcoba que la contiene...

Villaurrutia es de mis favoritos.