Aquí, hipnotizada con el movimiento del ventilador, creo que pienso.
Y por más que pienso no te entiendo.
Por ahora no me queda otra que guiarme por lo que siento
y esperar a que se te aclare la mente.
Todo lo que desde ya siento por ti está, por desgracia,
condicionado a una situación ridícula,
provocada por el no decidirse, el no hablar derecho
aunque sea inconfesable lo que se tiene que decir...
Cuando la gente se enamora, se convierte en fantasma,
no razonan, no distinguen, ensordecen y se paralizan.
No quiero ser un fantasma por causa tuya.
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