A mi oscuro corazón que se cansa de estar tan tieso...
A mi oscuro corazón que de tan cansado obvia sus latidos...
A mi negro corazón que no ve luces, ni estrellas, ni guirnaldas...
A mi negro corazón que no siente el fuego, el frío, el fin funesto...
A mi triste y negro corazón, le sigue mi negra esperanza...
Esa es, mi dulce dolor, la procesión del corazón negro,
que con sus lúgubres notas te deleita,
y en sus etereos silencios te abraza.
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